22 julio 2009

PADRON Nº 9 Serie 1926 Num. 142933


Al día siguiente, al comentarle a Jaime mi fracaso con el Serie D Nº4, me replicó: "Fúmate esta noche el Padrón para desquitarte". Efectivamente me había traído a León un Serie 1926 Nº9 que guardaba desde hacía tiempo para una ocasión especial. Como ustedes se pueden suponer, tenía grandes espectativas puestas en este cigarro. Ya no solo su precio en España (creo que ronda los 25€), sino también por las calificaciones que obtiene en Cigar Aficionado, donde no es raro verle con un 95/100. Claro que los estándares en los que se basa esta publicación son los americanos, que gustan de cigarros mas bien suaves.

La verdad es que la pinta es extraordinaria. De color maduro, su capa es imponente, y sus elegantes anillas realzan su aspecto majestuoso. La manufactura de esta marca es impecable. El bouquet es complejo y aromático. Todo prometía una fumada excepcional. Al encenderlo, con la primera bocanada me di cuenta de dos cosas: que tenía un tiro magnifico y que, sinceramente, no iba a ser el mejor pero que me había fumado. Como tantas veces en la vida, la realidad no superaba las expectativas creadas. No me entiendan mal. El cigarro es excelente, complejo y equlibrado, y la fumada fue muy agradable. Pero yo me esperaba más.

El primer y el segundo tercio fueron bastante suaves, con notas florales y dulces, y algún punto picante, predominando el sabor añejo a madera. El tercero fue bastante mas intenso, con aromas a cuero y madera. La combustión, perfecta, aguantándome la ceniza hasta casi las anillas. Esto, por cierto, le llevo a mi padre a comentar cierta película antigua de un abogado que fumaba puros durante los juicios, y que mantenía la ceniza en el cigarro hasta limites insospechados. Distraía así al jurado durante la exposición del fiscal, más atentos a ver cuando caía la ceniza que a la argumentación del ministerio publico. El maridaje fue con ron Selecto, "uno de los mejores rones comerciales Venezolanos", según mi compañero Jorge Cebrián, oriundo de Caracas.

En resumen un gran cigarro, pero no el mejor. Aunque puede que una no óptima conservación (quizá estaba un pelín seco) afectara a sus propiedades, sigo prefiriendo el sabor del tabaco cubano. Algún día les contaré los magníficos Esplendidos que me fumé en la boda de mis amigos Mireia y Enrique en Poio. Sensacionales, al igual que los cigarros con que nos obsequiaron.

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