25 julio 2009

RAMON ALLONES Grandes Edición España


El día de hoy es especial por diferentes motivos: ya estoy de vacaciones, he llegado con mi mujer y mi hijo a Asturias, una de las regiones más bonitas de nuestro país -para mí la preferida-, y además celebramos el día de Santiago, patrón de España y advocación bajo la que se encuentra mi nombre (Santiago, Jacobo y Jaime son distintos nombres con la misma raíz). Aunque sólo el primer motivo enumerado sería ya una buena excusa para prender un buen cigarro (pero muy bueno…), el segundo de ellos suscita en mí el deseo de brindar por ello, y el tercer motivo me invita a dar gracias a Dios por las bendiciones inmerecidas derramadas sobre mí durante un año más.

Concretamente me encuentro en Ribadesella, conocida lúdicamente por su fiesta del descenso o por sus cercanías principescas, una preciosa localidad costera del oriente asturiano, que aúna dentro de sí el “ambientillo” de un gran pueblo, la elegancia de una gran ciudad, las vistas de una gran cordillera (los Picos de Europa), una playa sensacional al estilo de la Concha donostiarra y un paseo marítimo lleno de color flanqueado durante todo su recorrido por palacetes de estilo indiano-astur dignos de ser observados y también, siendo sinceros, objeto de envidia.

Para la velada de hoy he seleccionado, de entre la colección que ha viajado conmigo, un habano adquirido hace ya algunos meses pero cuya envergadura exige al menos dos horas de tranquila fumada, tiempo del que generalmente no dispongo. Hoy es el día: hemos cenado pronto en el Gaspar -patatas a la española, quesos varios, unas gambitas plancha, chipirones, croquetitas de la casa y algo de sidrina-, y el pequeño Dani sueña ya con los angelitos. Vamos a ello.

La envoltura de este ejemplar vitola “paco” (180mm. y cepo 49) es tremendamente atractiva, con tonalidad carmelita maduro, algo rojiza, sedosa y, a mi juicio, bien curtida al sol (si no a pleno, a medio sol). El aroma previo a encender es embriagador, incluso a cierta distancia, con efluvios a bosque húmedo y a tierra mojada. El acabado externo, con doble anilla -la clásica de Ramón Allones y la propia de la edición exclusiva para España- es intachable y provoca en uno la sensación de que la fumada puede ser magnífica y distinguida.

El tiro en primera aspiración es escaso (como las reuniones de vecinos en primera convocatoria) y en segunda reaspiración tolerable. Los vestigios de la combustión, algo irregular por cierto, fueron gris oscuro con anillos casi negros y no muy estables, ya que el primer desprendimiento se produjo con apenas dos centímetros, y sin que yo hiciera nada por provocarlo.
La suavidad, a pesar de ser un Ramón Allones, caracteriza este primer tercio y en el paladar surgen recuerdos a tierra húmeda y madera mojada, con matices dulces. Cerré los ojos por unos instantes intentando concretar estos sabores en algo determinado, y sin haberlo lograrlo, al abrirlos, me doy cuenta de que lo que busco lo tengo delante, en el monte: una vieja casa de madera rodeada de vegetación. A eso sabe el puro, al ambiente que respiramos cuando un día lluvioso entramos en una casa de campo, de esas cuyas paredes están invadidas de musgo y sus suelos de madera vieja chirrían como protesta al paso del tiempo.

El segundo tercio, aun con continuas reminiscencias terrosas húmedas, nos deja apreciar un penetrante aroma a café negro imponentemente aromático y cierto amargor al fondo del paladar tras exhalar el humo. El tiro mejoró de forma inesperada y por consiguiente también el disfrute de la fumada. El tercer tercio es mágico en cuanto al aroma, fino y persistente a café amargo, si bien se cuela ahora un gusto afrutado, parecido a naranja amarga, y algo especiado.

Ha sido una velada (además de verdad, ya que son las dos de la madrugada) realmente grata. Le otorgo una puntuación global de 8, aunque si dejamos reposar estos puros unos cuantos años -el precio cercano a los 11€ lo justificaría- estoy seguro de que podrían llegar a alcanzar el sobresaliente. Este habano promete grandeza, es aromático, elegante y distinguido, con una fortaleza suave que culmina en media, con sabores a tierra, madera y vegetación húmedas y con un decidido gusto a café amargo.

¡Asturias, patria querida, que guapa yé! Y tu, Santiago, patrón de España, ¡que grande eres! Como puedes llegar a ser tú también, Ramón Allones Grandes.

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