31 diciembre 2008

TRINIDAD COLONIALES

En esta ocasión, fiesta de la familia, inmersos ya en estas entrañables fiestas navideñas, degustaremos un cigarro con marca "de familia": Trinidad.

Dicen que esta marca cubana nació para que Fidel Castro obsequiara a grandes personalidades, una vez que la marca que hacía este servicio, Cohiba, se empezó a comercializar al público. Se manufacturan en la misma fábrica que los Cohiba, en El Laguito, con la diferencia de que aunque ambos están fabricadas con las mejores hojas de tabaco cubanas, los Cohiba se añejan tres años y los Trinidad dos.

Aspecto externo: decididamente fantástico, muy cuidado y elegante. Destaca, como en todas las vitolas de esta marca, el acabado de la cabeza del cigarro en rabo de cochino, que le da un aspecto menos convencional y exclusivo.

Capa: preciosa, fina, color colorado claro, con tonos dorados -¿serán los reflejos de la atractiva anilla?-.
Color ceniza: blanca, brillante y uniforme.
Tiro: fabuloso.
Combustión: perfecta. Superior a muchos "primos hermanos" habanos.
Fortaleza: media, sin agresividad, caballeroso, elegante.

Aromas y sabores: las primeras bocanadas son, por lo menos me han sabido así, riquísimas, suaves y refinadas. El aroma del humo es particularmente sutil, aromático y penetrante, lejos del ímpetu a veces exagerado de otros ejemplares de la isla.

Los sabores son intrínsecamente cubanos, pero muy selectos, balanceados y ricos. En algunos momentos del segundo tercio se pueden apreciar claramente notas dulces con un regusto a licor de anis.

General: 9.

Comentario: ciertamente delicioso y elegante, repleto de sabores y aromas, fragancias muy bien balanceadas, con una combustión y tiro óptimos. Puedo decir, sin temor a equivocarme que es de las mejores referencias que he probado últimamente en esta vitola.

En un día entrañable como hoy, fumado en un ambiente navideño, en soledad, frente al Belén, la fumada ha sido... realmente escepcional. ¡Feliz Navidad!