09 diciembre 2009

MONTECRISTO Nº 2


En el día de hoy “la novedad es un clásico“. Y bien serviría esta frase como título de una próxima película de Hollywood, si no fuera porque me refiero a un cigarro. Explico la contradicción: siendo el Montecristo nº 2 uno de los cigarros denominados “indétrônables” por la acreditada revista francesa "Havanoscope", uno de los habano más reputados de todos los tiempos, un eterno clásico, es para mí cómo nuevo, ya que ha pasado largo tiempo desde que lo degusté por última vez. Lo recuerdo perfectamente: poderoso, sabroso, con tanto carácter que parece que tiene vida propia. ¿Se unirán pasado y presente en un mismo gusto y sentir?

Me acompaña en la cata Pekike, gran sabedor de puros y degustador de buenos licores. Antes de encender nos sorprende su capa carmelita claro algo anodina y carente de expresión, sin aceite pero bien humectada, así como un torcido algo deficiente. Al tacto se presenta algo blando, como ligeramente carente de tabaco. El bouquet tiene poderío: tabaco, tierra y cuero. Mientras calentábamos el pie del cigarro, al tiempo que se tornan anaranjadas las ascuas Pekike disfruta del aroma que desprende, que es el de antaño, el antiguo, de buen tabaco, fuerte y con mucho aroma.

Combinamos nuestro “Montedos” con un licor de caña obsequio de mi amigo el diácono Matías, Ron Bermúdez Don Armando Añejo 10 años, de la querida República Dominicana, un ron recio y sabroso, de tonalidad naranja casi marrón, dulzor muy pronunciado y gran persistencia en boca.

Nuestra conversación discurre hoy, como no podía ser de otra manera, acerca de las restricciones que nos vamos a encontrar en los próximos tiempos a la hora de querer disfrutar de una fumada placentera en un local público de nuestro país. Si bien los fumadores de cigarrillos tendrán que conformarse con una visita al “aire libre” para, en tres o cuatro minutos, dar esas caladas reconfortantes que tan necesarias son a veces, los fumadores de puros vamos a tener más dificultades, ya que la fumada de un puro exige mimo, sosiego, paz y dedicación. En un par de minutos, en invierno, no da tiempo a quedarte helado pero… ¡imaginad los tres cuartos de hora que dura un robusto o la hora y algo de un torpedo! Al hilo de este extremo comentaba Pekike que, al contrario de la meteorología ligada a los países productores de puros, la mayoría de ellos caribeños, él asocia el puro al invierno, con un café calentito y una buena copa para entonarse, en una acogedora habitación llena de humo que se va escapando furtivamente por la rendija entreabierta de la ventana.

Siguiendo con el MonteDos, el tiro es fantástico, los vestigios de la fumada de color gris medio con rodales negros y la fuerza comienza a medio gas sin agresividad ninguna. Los primeros quince minutos de la fumada son de película, dignos de un cigarro legendario como este, con sabor plenamente tabaquero, a madera vieja y tierra bien cultivada, algo picante, y un muy sustancial regusto a cuero.

El excelente primer tercio, en el que evoluciona la fortaleza a media-alta al mismo tiempo que crecen los sabores, con gran equilibrio y sin molestar en nariz, deja paso a un segundo tiempo más amaderado y algo más seco, con igual perfecto tiro y buena combustión que desemboca en una tercera parte larga y rica hasta que decidimos dejar descansar el último centímetro del Montecristo nº 2 en el cenicero antes de quemarnos los dedos. Buena señal.

No se merece menos de un 9 este puro de tiempos pasados que no pierde moda, al estilo tradicional, sin sofisticaciones de aromas como las ligas más modernas, sólo buen tabaco, un fabuloso y potente sabor y un tiro soberbio que me dejan un recuerdo justo como el que tenía de él.

Lo fumamos el día de la fiesta madrileña de Nuestra Señora de La Almudena, Patrona de Madrid, un día antes de que me extrajeran, en una sencilla intervención quirúrgica, dos muelas del juicio. Ascendió el humo como incienso para María, que me protegió del dolor y me regaló una buena recuperación. Á ti, madre mía, te dedico esta cata. Gracias.

01 noviembre 2009

HOYO DE MONTERREY Edición Limitada 2004


Os confesaré que tengo una mala costumbre cuando comienza una etapa de vacaciones, un fin de semana “de puente” o cualquier temporada de asueto que me permite liberarme del peso del día a día, de la rutina del trabajo y del “no parar” cotidiano: ante el inusitado júbilo que aquel acontecimiento me produce, sumergidos mis pensamientos en una cantidad admirable de proyectos para disfrutar de esos días, cuando casi estoy saboreando lo que todavía no es pero será, le espeto a mi esposa siempre la misma falaz aseveración, como si de un cenizo profesional se tratase: “Lo peor de todo es que cuando me quiera dar cuenta, todo esto habrá terminado y volveremos a la rutina como siempre”. Toma castaña. Y claro, en ese momento lo que parecía tener un color luminoso y esperanzador corre el peligro de convertirse en una cuenta atrás anodina y gris. Finalmente me veo invadido de planes e ideas, comidas y cenas, familia y amigos, conversaciones, fiestas y otros disfrutes varios, entre los que se encuentra nuestra común afición al buen fumar, que no me dejan contar hacia atrás. Como decía un sacerdote amigo venezolano, el P. Gilberto, “siempre adelante, como el tick tack del reloj, como el andar del caminante, siempre adelante”. Y si hay que volver atrás, que sea para aprender de la historia, de los pasos que dimos mal, para coger el camino correcto, o para recordar con pasión lo que un día disfrutamos de verdad. Y eso es lo que voy a hacer en la cata de hoy.

En esta ocasión os hablaré, queridos amigos, de un cigarro que tuve la fortuna de disfrutar el día de mi cumpleaños, a finales de este pasado verano, por cierto, tan alejado ya que parece fruto de una ilusión. Espero que este breve relato sirva para que cada uno de vosotros podáis dejar volar vuestros recuerdos olvidados (paradójicamente) hacia lo que una vez, tan solo hace unos meses, pudisteis sentir y vivir.

Aquella tarde, preciosa y soleada por cierto, con mi mujer y mi hijo en la templada playa de Moncofar, la recuerdo con especial cariño. El atardecer lo disfruté en soledad, en una silla de playa enfrente del mar, acompañado de mi música favorita, un libro, un puro y una lata de la bebida de cola más vendida en España. Esta estampa, queridos lectores, es uno de mis grandes placeres de verano. Una tarde así, viendo como torna el cielo desde el azul claro hasta el azul marino casi negro, pasando por el dorado, el ámbar, el ocre, el malva y el añil, me parece una auténtica delicia. Es tiempo para uno mismo, para reconciliarte con el tiempo pasado, para darle la bienvenida al futuro, para pensar y para soñar. Una tarde así, se merece de colofón una magnífica cena en familia y un gran cigarro de amplias bocanadas y un humo generoso que se expanda hacia el cielo estrellado embriagando la noche levantina de volutas realmente especiales.

De color colorado maduro -probablemente más oscuro de lo que fue en su día, debido al proceso extra de envejecimiento que ha vivido, cinco años más desde que llegó a España en 2004-, bien torcido, con alguna vena algo atrevida, ligeramente blando al tacto y con la anilla extra de Edición Limitada de Habanos, el cigarro del que les hablo, un Hoyo de Monterrey Edición Limitada 2004, podríamos considerarlo una reliquia, ya que no es fácil encontrar de estos ejemplares ni en las cavas mejor surtidas de nuestra geografía. Hay una que aún lo tiene: el Rincón del Puro de Tomás Gadella, en Móstoles.

Los inicios de la fumada muestran la inconfundible esencia de la marca: elegancia y sabor pero con suavidad. Las primeras aspiraciones son dulces, amaderadas y con algún recuerdo terroso, realmente refinadas. En ciertos momentos aparecen sabores a fruta muy madura, aunque en mi memoria predominó la madera, algo de madera y… madera. Al final de este tercio inicial surge un clarísimo gusto a regaliz, que quizá no hubiera hecho su aparición nunca si no hubiera sido invitado -quizá- por el conocido whisky de malta Cardhu de 12 años que refrescaba y endulzaba nuestras bocas.

El tiro es muy bueno, incluso algo excesivo si fuera muy crítico, la combustión algo irregular pero aceptable, la ceniza gris media con aguante de un tercio antes de caerse y la fortaleza comenzó media y curiosamente va suavizándose conforme avanza la fumada. Cuestión de acostumbrarse. En el segundo tercio los sabores se tornan algo ahumados, con un reseñable deje a turba pero siempre manteniendo su elegante suavidad.

Verdaderamente estamos ante un cigarro espectacular que, a pesar de la suavidad originada por su gran tiempo de añejamiento (cinco o seis años en fábrica y otros cinco en caja cerrada en cava humectada) no da la sensación de un puro carente de personalidad, es más, la tiene, y mucha, con sabores muy acentuados y refinados, y con un final largo y realmente fascinante. Tanto como la tarde que pasé en la playa, el día de mi cumpleaños, frente al mar.

Una gozada de cigarro. Un 9. Hoy, echar la vista atrás ha merecido la pena. Efectivamente… era especial

15 agosto 2009

BOLIVAR Inmensas

Mágica. Así definiría la experiencia al fumar este puro, uno de los mejores habanos e incluso diría más, uno de los mejores cigarros que existe ahora mismo en venta en nuestro país. El entorno y el momento favorecen la exaltación de la fumada: me encuentro en el Grau de Moncofar, población castellonense a cuarenta kilómetros de Valencia y que ya describí cuando me referí al Cumpay Robusto (ver cata).

Disfrutamos, alojados en el dúplex de mis suegros, a treinta metros de la playa, de unas vacaciones eminentemente familiares, con el cansancio y la locura propia de una casa llena de niños (el mío y mis sobrinos). Y la hora de la cena, en la terraza-azotea, con los niños durmiendo -excepto mi sobrino mayor, que con su edad ya remolonea para irse a la cama-, es francamente el momento más relajado del día. Y después de cenar, el deleite del fumar. Al aire libre, contemplando el cielo estrellado y el mar al fondo, sin prisas, ni agobios, ni horarios, con la única obligación de atender a nuestro cigarro y a nuestro licor. Además hoy, al ser las fiestas del pueblo durante esta semana, podemos disfrutar de la música de fondo de una orquesta de jazz, estilo musical que marida con un puro tan a la perfección como el aguardiente seleccionado para la ocasión, el legendario ron Bacardí 8 años, de aroma embriagador a distancia, color ámbar acaramelado y generosos recuerdos en boca a vainilla y canela. Es interesantísimo observar lo densa que llega a ser su lágrima, que torna totalmente borrosa la visión a través de la copa.

Hoy me acompañan en la fumada mi suegro el señor R y mi cuñado Alfredo Riera, co-autor de este blog, articulista de algunas de las catas publicadas a vuestra disposición y gran sabedor de puros.

Centrándonos en el cigarro, os diré que era de un aspecto majestuoso, con un ligero molde cuadrado. Digo “era” porque mi gran amigo Tomás Gadella, extremeño ilustre y estanquero mostoleño de pro, me había recomendado ya en varias ocasiones que lo probara y siempre me había seducido. La capa, con finas venas, era de un precioso tono colorado maduro, aceitosa y grasa y parecía que susurraba “¡fúmame!”. Al colocarlo en la boca, antes del encendido, sabe a madera con un toque salado. El bouquet nos recuerda de manera espectacular a madera vieja y en cuanto le aplicamos calor con nuestro mechero de tres llamas nos regaló un perfumado humo que presagiaba lo que iba a venir: un inicio, recién inflamado el puro, increíblemente aromático. El sabor es decidido, al mismo tiempo que elegante y suave. Desde la primera aspiración aquello tenía pinta de convertirse en una fumada de escándalo.

El primer tercio está dominado por sabores a madera fascinantemente equilibrados y nobles y, al final del mismo, aparece un claro aroma a café solo muy cargado. En el segundo tercio el aroma deja paso a la pujanza de sabores plenamente tabaqueros con notas de regaliz e incluso algo de incienso, apunta Alfredo.

La noche transcurrió salpicada de comentarios, vivencias, conversaciones y anécdotas de los tres fumadores, destacando una en particular que sacó a la palestra el señor R. La pregunta era: “¿Qué cantidad de licor -ron, brandy, coñac- se debe verter en una copa de balón?”. Curioso. El suficiente líquido para que, tumbando de lado la copa, llegue al borde de la misma pero sin que se derrame. Oído, cocina.

La ceniza, de color gris oscuro y algo deslucida, no es consistente y se deja caer pronto, como satisfecha por el sabor tan espectacular que nos está brindando. Al final del segundo tercio la fortaleza adquiere toda su plenitud y los aromas tan refinados desaparecen totalmente. En el tercio final retornan los intensos sabores cafeteros, pero más amargos ahora que antes. Tanto es así que me vino a la memoria cuando estuve en un café palestino en Belén tomando una deliciosa taza de café turco: dos tercios de la taza son posos y el resto café. Riquísimo.

El Bolívar Inmensas es una cigarro de vitola dalia francamente elegante, tanto en aspecto como en la fumada, muy aromático durante los dos primeros tercios, de fortaleza media inicialmente y alta en la conclusión, de gran equilibrio y de sabores imponentes y deliciosos. Por todo ello no se merece menos de un 10. El apellido de esta referencia -Inmensas- es el perfecto calificativo para el cigarro que lo lleva. Verdaderamente inmenso.

01 agosto 2009

DON TOMAS Robusto


Después de unas semanas sin publicar nada acerca del buen humo (no sin degustarlo) debido a unas vacaciones muy familiares rodeado de mujer, hijo, sobrinos/as, cuñados/as, suegros y demás parentescos que han hecho verdaderamente imposible el poder escribir reposadamente, prometo, en las siguientes entregas, comentaros algunos de los interesantes cigarros que he tenido la fortuna de disfrutar en estas últimas semanas vacacionales (o serán vocacionales…).

El primero de ellos, un cigarro premium “de crisis”. Con esto no quiero decir que sea de peor calidad, sino que está al alcance de muchos bolsillos gracias a su precio bastante razonable (aproximadamente 2,90€), en contraposición con otros cigarros de precios algo abultados que quizá no sean los más convenientes para algunas economías familiares en estos tiempos (como serán los puros de las próximas catas).

Os pongo en situación: es 1 de Agosto y acabo de llegar de Ribadesella (Asturias) a la casa de campo que poseen mis suegros en una población de la ribera del río Órbigo (León), y en la que, como ya describí en la cata del H.Upmann Magnum 46, se palpa la tranquilidad y el sosiego y, además, se disfruta.

Pues ahí nos tenéis, a mi suegro el señor R.-mi cuñada Lala dixit- y a un servidor sentados cómodamente en los sillones de la bendita portalina, en una noche que ya refresca y que nos obliga a templarnos con una vieja manta sobre nuestras rodillas (en la foto superior podéis ver la estampa). Disponemos hoy de un aparato DVD portátil, que, como si de un regalo Hommer se tratara (lo compramos mi mujer y yo para que los viajes veraniegos en coche se hicieran más amenos para nuestro pequeño… y para nosotros) nos reproduce a la perfección el concierto de uno de los grupos de música favoritos de ambos fumadores hoy reunidos: Il Divo.

El aspecto externo del cigarro (y no digo puro porque combina tabacos de distintas procedencias, de honduras y nicaragua) es bueno, aunque algo rústico, sensación quizá causada por la capa broadleaf que, aceitosa y algo granulada a la vez, enseña varias tonalidades cercanas al colorado oscuro. La humedad de conservación, a lo que ayuda el encelofanado individual, es perfecta, de tal manera que se puede presionar al tacto el puro sin escuchar ningún crujido y sin que la capa se rasgue en ningún punto. El aroma en frío es suave, en todo caso algo herbáceo y amaderado.
Tan pronto como se prendió el cigarro muestra su personalidad, con un inicio suave en fortaleza y a la par sabroso y cremoso como el “Passera” que escuchamos en estos momentos. La noche es francamente deliciosa, clara y transparente y nos brinda el espectáculo de observar cómo el humo volátil de nuestros cigarros asciende lentamente hacia las estrellas: las Osas con el carro, Orión, la fascinante estela de la Vía Láctea…

Respecto al tiro nada que objetar, correcto, y la combustión uniforme. La ceniza de un color blanco “roto” y muy consistente, lo que revela una excelente construcción de la tripa y torcido de la capa. Es particularmente agradable la fusión del humo con los restos que quedan en las papilas del sabroso Pedro Ximenes, oloroso que aporta dulzura y suavidad.

Al comienzo del segundo tercio, que coincide con el bello “Nella Fantasia”, música original de Enio Morricone, con su inconfundible sonido del oboe, el cigarro desprende un aroma eminentemente terroso al que se unen notas especiadas algo picantes. El último tercio transcurrió bajo las mismas variables, estancándose el desarrollo de la fumada.

La última canción del concierto, “Hero”, con su fuerza y pasión, prácticamente coincide con el final de una velada ciertamente agradable, con una fumada de carácter cremoso, de sabores tostados, amaderados, terrosos y especiados. Es una pena que en el tercer tercio se haya frenado la evolución. En general, un 7,5, por su gran relación calidad y precio. Don Tomás puede descansar tranquilo. Su nombre está bien representado.

31 julio 2009

LA AURORA Rothschild

“And now, the end is near…” cantaba Frank Sinatra. Esta es mi protesta, la última noche de esta temporada en esta hermosa villa que acoge la desembocadura, la llegada al mar Cantábrico del río que lleva su nombre, Riba-deSella. Esta noche es la despedida, la del “hasta el año que viene”, pero también la del adiós. Adiós a la belleza y a la alegría de sus costumbres, a una vida sosegada, a la sorpresa de su clima, a la caricia del viento y el arrumaco del sol, a las mañanas llenas de color, a unas tardes que embelesan y unas noches mágicas, adiós a su fragancia, a su suculenta gastronomía, a su excelso paisaje y sus pintorescos caminos, a su preciosa arquitectura, a su imponente playa y fascinante paseo marítimo, adiós su plaza y al Sagrado Corazón de brazos abiertos en lo alto de la iglesia, villa que recibe al visitante y da de lo que tiene, pueblo ilustre y gentil, noble y acogedor, balcón del Cantábrico, orquesta de las olas, puesta de sol eterna desde La Guía…

Como al despertar habremos de madrugar, me inclino a elegir hoy un cigarro breve, o por lo menos, algo más de lo que han sido los anteriores. El tamaño suficiente para escuchar la citada canción del rey del género crooner con una sonrisa nostálgica en el rostro producto del disfrute y del recuerdo antes de que se me dibuje en el semblante una gris mueca causada por la tristeza de la despedida. El cigarro es un petit robusto de La Aurora, vitola Rothschild. Esta marca es una de las más importantes, de hecho la más antigua, de la República Dominicana, fabricada en Santiago de los Caballeros, e integrante de León Jimenes (ver cata León Jimenes Robusto) uno de los grupos empresariales más importantes del país.

La tonalidad de la capa es carmelita, los aromas en frío aluden a cedro y la factura del puro es evidentemente buena, sin nada reprochable. Acompaño la despedida con un ron que no se prodiga demasiado por las tiendas españolas, un aguardiente que, aunque con puntuaciones no muy altas -incluida la de David Broome en su libro “Ron”- está presente en gran parte de las guías internacionales. La marca es Captain Morgan en la variedad de Spiced Gold (Puerto Rico, aunque la marca es jamaicana), un ron suave de color pajizo, con un aroma rotundo a vainilla. Es cierto que no es un Zacapa ni un Flor de Caña, pero por su relación calidad-precio creo que es un licor muy respetable para disfrutar solo o en las rocas.

Al darle mecha a este corto cigarro, que calificaré con un 7, siempre me siento confortado. Es breve y ligero, pero a la vez sabroso y vivaz, un valor seguro para cuando tres cuartos de hora son tu máximo tesoro. En los comienzos es alegre, floral y a la vez algo leñoso, de cuerpo suave pero con un aroma decidido y sincero. El tiro es impecable, aunque huelga decir que en una vitola así no tiene gran mérito; la combustión pareja y sin problemas y las cenizas casi tan blancas como la luna de esta noche.

Hacia la mitad del cigarro la pujanza en retrogusto se acrecienta y el sabor se torna afrutado, aunque decae ligeramente, como si se entristeciera conmigo, como si quisiera maridar con mi nostalgia. Concluye herbáceo y amaderado, con un amargor propio del día compensado por el aroma dulce a vainilla del ron del viejo bucanero (que llegó a ser Gobernador de Jamaica) endulzando mis sentidos encontrados, de morriña por irme y de orgullo por haber estado aquí.
Desde esta noche añoro la aurora del día en que vuelva a despertar en Ribadesella. Y a vivirla. Y a sentirla. Entonces prenderé otro Rothschild de La Aurora. El de la acogida. El del por fin.

28 julio 2009

VEGAFINA JOSE SEIJAS Robusto


La “astur-fumada” de esta noche (ya sabéis mi pasión por esta tierra) va a estar dedicada al Seijas, nombre por el que se conoce, en los mentideros tabaqueros madrileños, a esta nueva bella corona gorda . Es, según dicen, un cigarro de autor, de la casa VegaFina, cuya liga ha sido mimada por José Seijas, el director de la fábrica y una personalidad reconocida internacionalmente en el sector. Adquirí dos unidades sueltas, aunque os aseguro que la presentación de la caja cabinet negra adornada con la rúbrica del autor, con bisagras plateadas y los cigarros elegantemente cubiertos en una hoja de papel de arroz son un conjunto de lo más refinado.

La envoltura -del cigarro ya- es marrón oscuro tostado, francamente hermosa, lisa, bien despalillada (si fuera Connecticut es lógico que no tenga venas señaladas, pero siendo de Ecuador es de agradecer, ya que la capa es más ruda y gruesa), de acabado magistral, digna y noble. Sobre ella dos anillas, una fina con la inscripción José Seijas y otra redonda con su rúbrica y la marca VegaFina, en fondo negro con letras plateadas, una contraste de lo más distinguido. Al tacto es recio y compacto uniformemente a lo largo de todo el cuerpo. Sobre los aromas previo encendido no tengo mucho que contaros, son inconsistentes.

Recién prendido es de cuerpo suave y con un tiro algo escaso que mejoró una vez entró en calor. El sabor es vegetal, de final salado en la “sin-hueso”, con notas afrutadas y un caprichoso y agradable aroma cítrico que duró poco tiempo. Arde en calma, como la cocción a la que debe someterse una buena fabada (mañana almorzaremos en uno de esos restaurantes con los que tengo una cita anual inaplazable, en Lastres). La ceniza se sostuvo hasta poco más del primer tercio, lo cual me afianza en mi impresión de su buena factura.

El segundo tercio continúa siendo vegetal, aunque en ciertos momentos, como destellos, acuden a mí recuerdos amargos como cáscara de fruto seco, muy similar a los del robusto de La Aurora 1495 (no en vano son dos cigarros dominicanos con ligas muy escogidas). La tercera parte se caracteriza por sabores ahumados, como a turba, a carbón, que, al incrementar la fortaleza al mismo tiempo, se tornan algo ariscos.

Un 7. El Seijas es un cigarro de muy bella factura, con un muy correcto y equilibrado sabor hasta casi el final de la fumada, aunque precisamente adolezca de ser algo plano. Personalmente creo que el amargor creciente de un cigarro debería siempre ir acompañado de un progreso en los aromas y sabores para que no se torne hosco, lo que justamente sucede con este ejemplar. De no haber sido por esto, la puntuación hubiera sido superior. Todos tenemos debilidades. De todos modos, por 4€, sinceramente… es un buen cigarro. Probadlo y lo contrastamos.

25 julio 2009

RAMON ALLONES Grandes Edición España


El día de hoy es especial por diferentes motivos: ya estoy de vacaciones, he llegado con mi mujer y mi hijo a Asturias, una de las regiones más bonitas de nuestro país -para mí la preferida-, y además celebramos el día de Santiago, patrón de España y advocación bajo la que se encuentra mi nombre (Santiago, Jacobo y Jaime son distintos nombres con la misma raíz). Aunque sólo el primer motivo enumerado sería ya una buena excusa para prender un buen cigarro (pero muy bueno…), el segundo de ellos suscita en mí el deseo de brindar por ello, y el tercer motivo me invita a dar gracias a Dios por las bendiciones inmerecidas derramadas sobre mí durante un año más.

Concretamente me encuentro en Ribadesella, conocida lúdicamente por su fiesta del descenso o por sus cercanías principescas, una preciosa localidad costera del oriente asturiano, que aúna dentro de sí el “ambientillo” de un gran pueblo, la elegancia de una gran ciudad, las vistas de una gran cordillera (los Picos de Europa), una playa sensacional al estilo de la Concha donostiarra y un paseo marítimo lleno de color flanqueado durante todo su recorrido por palacetes de estilo indiano-astur dignos de ser observados y también, siendo sinceros, objeto de envidia.

Para la velada de hoy he seleccionado, de entre la colección que ha viajado conmigo, un habano adquirido hace ya algunos meses pero cuya envergadura exige al menos dos horas de tranquila fumada, tiempo del que generalmente no dispongo. Hoy es el día: hemos cenado pronto en el Gaspar -patatas a la española, quesos varios, unas gambitas plancha, chipirones, croquetitas de la casa y algo de sidrina-, y el pequeño Dani sueña ya con los angelitos. Vamos a ello.

La envoltura de este ejemplar vitola “paco” (180mm. y cepo 49) es tremendamente atractiva, con tonalidad carmelita maduro, algo rojiza, sedosa y, a mi juicio, bien curtida al sol (si no a pleno, a medio sol). El aroma previo a encender es embriagador, incluso a cierta distancia, con efluvios a bosque húmedo y a tierra mojada. El acabado externo, con doble anilla -la clásica de Ramón Allones y la propia de la edición exclusiva para España- es intachable y provoca en uno la sensación de que la fumada puede ser magnífica y distinguida.

El tiro en primera aspiración es escaso (como las reuniones de vecinos en primera convocatoria) y en segunda reaspiración tolerable. Los vestigios de la combustión, algo irregular por cierto, fueron gris oscuro con anillos casi negros y no muy estables, ya que el primer desprendimiento se produjo con apenas dos centímetros, y sin que yo hiciera nada por provocarlo.
La suavidad, a pesar de ser un Ramón Allones, caracteriza este primer tercio y en el paladar surgen recuerdos a tierra húmeda y madera mojada, con matices dulces. Cerré los ojos por unos instantes intentando concretar estos sabores en algo determinado, y sin haberlo lograrlo, al abrirlos, me doy cuenta de que lo que busco lo tengo delante, en el monte: una vieja casa de madera rodeada de vegetación. A eso sabe el puro, al ambiente que respiramos cuando un día lluvioso entramos en una casa de campo, de esas cuyas paredes están invadidas de musgo y sus suelos de madera vieja chirrían como protesta al paso del tiempo.

El segundo tercio, aun con continuas reminiscencias terrosas húmedas, nos deja apreciar un penetrante aroma a café negro imponentemente aromático y cierto amargor al fondo del paladar tras exhalar el humo. El tiro mejoró de forma inesperada y por consiguiente también el disfrute de la fumada. El tercer tercio es mágico en cuanto al aroma, fino y persistente a café amargo, si bien se cuela ahora un gusto afrutado, parecido a naranja amarga, y algo especiado.

Ha sido una velada (además de verdad, ya que son las dos de la madrugada) realmente grata. Le otorgo una puntuación global de 8, aunque si dejamos reposar estos puros unos cuantos años -el precio cercano a los 11€ lo justificaría- estoy seguro de que podrían llegar a alcanzar el sobresaliente. Este habano promete grandeza, es aromático, elegante y distinguido, con una fortaleza suave que culmina en media, con sabores a tierra, madera y vegetación húmedas y con un decidido gusto a café amargo.

¡Asturias, patria querida, que guapa yé! Y tu, Santiago, patrón de España, ¡que grande eres! Como puedes llegar a ser tú también, Ramón Allones Grandes.

24 julio 2009

CONDAL Maestro Tabaquero Robusto


Cuando las cosas a tu alrededor comienzan a desmoronarse, el instinto humano hace que te intentes agarrar a lo básico, a lo conocido, a la rutina. En esos momentos ves con otros ojos lo que generalmente pasa desapercibo en el día a día: una llamada de teléfono de un familiar o un amigo, una frase cariñosa de tu pareja, una sonrisa de tu hijo o, simplemente, la cálida caricia del Sol en primavera o el refrescante sabor de una caña bien tirada en verano. Eso es lo que te da energía cuando la vida parece que se ensaña contigo.

A otra escala, este es el razonamiento que apliqué después de mis dos últimas desilusionantes catas. Busqué un cigarro que fumo habitualmente, y que me ha complacido cada vez que lo he hecho, y del que tenía pendiente hacer una cata. Este robusto de la casa Condal, tristemente en desaparición, es realmente el producto de un Maestro.
Hecho con una selección del mejor tabaco canario, es sin duda el mejor cigarro español que he tenido ocasión de probar. Quizá lo que más destaque es su dulzor, que acompaña la fumada desde el principio hasta el final del cigarro. Tiene también ciertos matices florales y un aroma a carbón que, en mi opinión, le hace maridar extraordinariamente bien con whiskey. Entre estos, el Jameson es uno de mis favoritos, aunque el mejor con el que he tenido el placer de combinar este Condal Maestro Tabaquero es el Johnnie Walker Green Label. Fue en Panticosa, en el hotel Continental, después de una agotadora jornada de inmersión en inglés. Qué lastima que vaya a echar el cierre. Tanto el hotel como el Spa son estupendos, y además están en un entorno inmejorable, un recondito valle pirenaico flanqueado de escarpados picos. La sensación de bañarse en una piscina termal exterior a 35º mientras disfrutas del paisaje nevado, es maravillosa.

Ensimismado en estos recuerdo, casi me quemo los dedos apurando al máximo mi cigarro. Con los pies helados (las noches leonesas, ya saben), regreso al mi cuarto francamente reconfortado. No es el mejor puro del mundo, cierto es, pero es uno de los que yo más disfruto. De los suaves, mi favorito para fumar despues de cenar. Bravo, maestro.

22 julio 2009

PADRON Nº 9 Serie 1926 Num. 142933


Al día siguiente, al comentarle a Jaime mi fracaso con el Serie D Nº4, me replicó: "Fúmate esta noche el Padrón para desquitarte". Efectivamente me había traído a León un Serie 1926 Nº9 que guardaba desde hacía tiempo para una ocasión especial. Como ustedes se pueden suponer, tenía grandes espectativas puestas en este cigarro. Ya no solo su precio en España (creo que ronda los 25€), sino también por las calificaciones que obtiene en Cigar Aficionado, donde no es raro verle con un 95/100. Claro que los estándares en los que se basa esta publicación son los americanos, que gustan de cigarros mas bien suaves.

La verdad es que la pinta es extraordinaria. De color maduro, su capa es imponente, y sus elegantes anillas realzan su aspecto majestuoso. La manufactura de esta marca es impecable. El bouquet es complejo y aromático. Todo prometía una fumada excepcional. Al encenderlo, con la primera bocanada me di cuenta de dos cosas: que tenía un tiro magnifico y que, sinceramente, no iba a ser el mejor pero que me había fumado. Como tantas veces en la vida, la realidad no superaba las expectativas creadas. No me entiendan mal. El cigarro es excelente, complejo y equlibrado, y la fumada fue muy agradable. Pero yo me esperaba más.

El primer y el segundo tercio fueron bastante suaves, con notas florales y dulces, y algún punto picante, predominando el sabor añejo a madera. El tercero fue bastante mas intenso, con aromas a cuero y madera. La combustión, perfecta, aguantándome la ceniza hasta casi las anillas. Esto, por cierto, le llevo a mi padre a comentar cierta película antigua de un abogado que fumaba puros durante los juicios, y que mantenía la ceniza en el cigarro hasta limites insospechados. Distraía así al jurado durante la exposición del fiscal, más atentos a ver cuando caía la ceniza que a la argumentación del ministerio publico. El maridaje fue con ron Selecto, "uno de los mejores rones comerciales Venezolanos", según mi compañero Jorge Cebrián, oriundo de Caracas.

En resumen un gran cigarro, pero no el mejor. Aunque puede que una no óptima conservación (quizá estaba un pelín seco) afectara a sus propiedades, sigo prefiriendo el sabor del tabaco cubano. Algún día les contaré los magníficos Esplendidos que me fumé en la boda de mis amigos Mireia y Enrique en Poio. Sensacionales, al igual que los cigarros con que nos obsequiaron.

21 julio 2009

PARTAGAS Serie D Nº 4


La verdad, guardaba un fantástico recuerdo de este cigarro. Recuerdo que la anterior vez que lo encendí me encontraba en Stade, una pequeña localidad del norte de Alemania, cerca de Hamburgo. Tuve la suerte de que me hicieron un upgrade en el hotel a una suite de la ultima planta, por lo que cerré la puerta del dormitorio (no me gusta dormir en una habitación llena de humo), abrí un poco la ventana para que entrara el gelido aire invernal y disfruté de uno de los mejores cigarros que he fumado. Lo recuerdo con mucho caracter, intenso aunque no por ello carente de una gran variedad de aromas.

Por todo esto, mi decepción en esta ocasion fue enorme. Me pasé toda la fumada aspirando compulsivamente para obtener apenas un hilillo de humo en cada chupada. En algunas ocasiones esto me valió el premio de unos minutos de buena fumada, pero no esta vez. De principio a fin se consumieron mis esperanzas sin poder siquiera paladear el extraordinario sabor que sabía que este cigarro contiene. Frustrado y vencido, me retiré a descansar con los pies helados (las noches leonesas son frescas incluso en Julio) y con ganas de revancha. "Mañana probaré un gran puro para desquitarme", pense.

10 julio 2009

H. UPMANN Magnum 46

Son las diez de la noche de un día típico de un incipiente verano leonés, es decir, un calor soportable durante el día con un buen apretón en mitad del mismo, una tarde templadita con una suave brisa muy recomendable y una noche que empieza a ser refrescadita, siendo necesaria una fina prenda de abrigo de aquí a unas cuantas caladas. Para que os pongáis en situación, nos encontramos en una población de la comarca del río Órbigo, a treinta kilómetros de León, disfrutando de un fin de semana campero -o campestre-, ya que la casa en la que nos hospedamos, levantada al lado del antiguo molino del pueblo, es lo que estrictamente podríamos llamar una “casa de campo”. El lugar trae unos recuerdos imborrables a mi familia “política“: allí vivió mi suegra desde pequeña y allí pasaron gran parte de sus veranos infantiles mi mujer y sus hermanos (hoy mis cuñados). Con servicios básicos y a veces cierta precariedad, lo cierto es que pasar unos días aquí puede llegar a ser una terapia estupenda contra el estrés acumulado durante todo el curso. Sentado cómodamente en la “portalina”, leyendo un libro, escuchando música o simplemente contemplando el paisaje, que no es otro que árboles, campo, el río y de vez en cuando un tractor de siega, alguna que otra furgoneta destartalada de algún hortelano de la zona o, a eso de las ocho de la tarde, Pololo con su bicicleta cargado de lechugas, te da la sensación de que la tranquilidad existe y se puede disfrutar. Pues en este ambiente, después del zafarrancho de baños y bibes de los niños (el mío y otros dos sobrinos) y después de habernos saciado con unas buenas viandas de la zona (pan de pueblo, queso, jamón, tomates y cecina), mi suegro Pepe, mi cuñado Alfredo y el que esto escribe nos aposentamos en la portalina (previa instalación de la necesaria lámpara antimosquitos), nos servimos unas sabrosas copas del venezolano ron Selecto, obsequio de mi amigo Daniel, y comenzamos a disfrutar de la fumada.

Esta noche nos vamos a obsequiar con un clásico, uno de los habanos que adquiere mejores puntuaciones en los foros y catas internacionales: una corona gorda Magnum 46 de H. Upmann.
Visualmente el cigarro es impecable: una construcción perfecta y sin mácula de ningún tipo, sin zonas huecas, sin nudos, con venas muy finas y elegantes, una capa fina y suave de color colorado no muy oscura. Antes de encender, mientras olfateábamos el aroma en frío, Alfredo comenta, sin más rodeos, que… “huele a Cuba”.

Encendió bien, proporcionándonos un tiro espléndido de principio a fin. Los sabores en el primer tercio son francamente sutiles y elegantes, con claros gustos a madera de cedro, y relativamente aromáticos. En el segundo tercio, cuando ya las mujeres (mi suegra, mi cuñada y mi esposa) decidieron retirarse, recordamos que este cigarro ya lo degustamos hace unos años en Moncofar y notábamos algunas diferencias entre este ejemplar y aquel: probablemente el cigarro de hoy posee un carácter más suave condicionado por el tiempo que ha permanecido envejecido en la cava, por lo menos unos tres años. Cabe destacar el formidable retrogusto al fondo de nariz que confirma el añejado del cigarro.

Al final del segundo tercio se hace evidente un notable sabor a cuero bien curtido, al tiempo que Alfredo detecta también rastros de chocolate amargo. En estos momentos la sutil fortaleza del cigarro que evolucionó hacia medio cuerpo es acompañada por interesantes anécdotas de mi suegro, entre las que se cuelan persistentes cantos de grillos provenientes del campo cercano. Llegando al tercio final nos nace en la lengua un cierto picor especiado común en sendos cigarros. La combustión no planteó problemas, excepto una lamentable apagada en este último tercio que restó delicadeza al gran final complejo y con ricos matices amaderados que prometía.
La valoración global de este cigarro fumado hoy es de un 8,5, si bien es cierto que el mismo ejemplar fumado hace tres años, que tanto Alfredo como yo recordábamos antes, lo hubiéramos calificado sin dudar con un 10, y realmente no sabemos porqué.

Intentando hacer un símil, yo asemejaría este puro a un tinto de Rioja reserva, con característicos sabores curados, sabores a cuero bueno, a madera bien ensamblada, como mucho algo especiado, pero nada más. Este es uno de esos grandes cigarros cubanos “indetrónablês” del que no se pueden escribir más florituras. Sabe a buen tabaco cubano añejo, y punto. Todo un clásico.

14 junio 2009

CUMPAY Robusto


Apreciados lectores, hoy todo son novedades. El cigarro, el licor, la música que me va a acompañar, el lugar en el que me encuentro… y todo, en pleno puente del Corpus. Mi familia y yo nos hemos desplazado, siendo sinceros más bien hemos huido del estrés de la capital hasta El Grau de Moncofar, una pequeña población costera de la provincia de Castellón, a apenas treinta kilómetros de Valencia. Este pueblo posee, especialmente si se camina por la zona del paseo marítimo, en primera línea de playa, un innegable aspecto colonial que nos recuerda al paisaje de muchas zonas costeras de países latinos. Y con parecido clima. Durante la mañana hemos disfrutado de su tranquila playa, con baño incluido, y por la tarde de un refrescante paseo frente al mar. Cuando el pequeño Dani ya está contando ovejitas nos hemos distendido con una encantadora cena en la terraza del ático y… ¡ahora llega el momento!

El cigarro que vamos a paladear acaba de llegar a España, procedente de Nicaragua: Cumpay. Lo adquirí en el estanco de mi amigo Eugenio Barrientos, en la Plaza del Perú de Madrid, un entusiasta sabedor de puros, pionero en acoger las nuevas labores y marcas de prestigio internacional que aterrizan en nuestro país. Su cultura, su animada y sincera conversación, su refinada crítica y su profesionalidad (que de familia le viene) hacen de este estanquero uno de los grandes.

Como Cumpay me suena “cubanico”, decido acompañar la velada con un trío tal: Bebo Valdés, Cachao y Patato, con Paquito D´Rivera de invitado especial, algunos de los más altos representantes del mejor lattin jazz. Y el licor, ron del Captain Morgan, para mí desconocido hasta el momento pero muy a tener en cuenta a partir de ahora por su fascinante color oscuro naranja “sunset”, su embriagador aroma a caña, a endrina, a cachaza, y su gran sabor equilibrado meloso y dulce.

Externamente el cigarro es fascinante, compacto y sólido, con una envoltura sedosa y aceitosa color carmelita de tonos tostados espectacularmente torcida. Digno de destacar es el detalle de la anilla extra que esta marca (igual que Juan Clemente, de dominicana) propone en el pie del puro, para evitar que la capa se deteriore. El bouquet es notable, muy cremoso, con un recuerdo a frutos secos en fondo de nariz. El color de la ceniza gris muy claro, casi blanco. En cuanto al tiro, inmejorable durante toda la fumada, y la combustión lenta, perfecta para una noche en calma y serena, en la que puedo llegar a escuchar de fondo el murmullo de las olas al romper en el malecón.

Al comienzo, la fuerza del cigarro fue suave, evolucionando hasta media en el segundo y tercer tercio. Las primeras bocanadas al encender el puro -puro, puro, puesto que la totalidad de los tabacos que lo forman son de una única procedencia, nicaragüenses- son exquisitas, suaves, con una textura cremosa y dulce. Si bien en el primer tercio no soy capaz de detectar ningún sabor predominante, en el segundo, al son del ritmo de Bebo se acompasan notas dulces al tiempo que toques amargos me traen al recuerdo una aromática taza de café negro bien cargado, y en el tercero se intercala también un ligero rastro de notas especiadas, similares a la pimienta.

Por cierto, el nombre de esta marca hace referencia, no a nada cubano (eso sería Compay… Segundo) sino a una zona volcánica de Nicaragua, en el que nace un tabaco sabroso y con carácter. Solo tengo que decirte: “Cumpay, aunque estés en Nicaragüa, yo tu fuerza la he sentido aquí”. Una noche de lujo, todo volutas, son y compás. ¡Aaaasuca!.

29 mayo 2009

LEON JIMENES Robusto

Habitualmente los fumadores de puros elegimos la marca y vitola a fumar dependiendo del momento en el que lo vamos a hacer o de la situación que nos vamos a encontrar. En esta ocasión lo voy a hacer al revés. Hoy he tenido un día francamente cansado y pretendo disfrutar de una fumada aromática y suave en la tranquilidad de una tarde-noche primaveral de mayo, casi veraniega a juzgar por la temperatura.

Explorando mi colección de puros me encuentro, como si de un flechazo se tratara, con un cigarro que adquirí hace no mucho tiempo a otro de los grandes del mundo del puro en España: mi amigo “somosagüense” Jesús Fernández-Montes, propietario de una espectacular recién estrenada (por traslado de local) cava de puros en Pozuelo de Alarcón, Madrid. Os sugiero, a los que aún no conozcáis este estanco, que os dejéis caer por allí. Es un templo, un lujo, una escuela de la cultura del puro... y su profesor, Jesús.

El cigarro del que os hablaba antes, un Leon Jimenes robusto, me seduce por su preciosa y aterciopelada capa Connecticut de color claro, con una curiosa tonalidad dorada similar a la cálida luz del sol justo antes de su puesta. Antes de prender el cigarro se aprecia, en frío, un sutil perfume cremoso. La anilla es distinguida y señorial, muy similar a un antiguo escudo de heráldica, con la inscripción 1903, año de fundación de la fábrica La Aurora, en la que se tuercen las cigarros de la marca Leon Jimenes y de la propia marca La Aurora, la más antigua de la República Dominicana.

Los que leen este blog habitualmente ya sabrán que me apasiona degustar los puros al mismo tiempo que disfruto de espectáculos musicales en mi “home cinema”. El concierto elegido hoy, para que maride a la perfección con el carácter del puro, se celebró en las ruinas romanas de Mérida hace un par de años por el grupo Il Divo. Queridos lectores, para mí la noche promete.

Una vez metidos en disfrute, las primeras sensaciones en boca son formidablemente cremosas, con un aroma muy acentuado a vainilla que casa muy bien con un oporto que me traje cuando estuve de viaje con mi mujer en Lisboa, ya que el fino sabor del caldo no se impone a la suavidad del cigarro, sino que la respeta y la realza. La fortaleza comienza suave y culminará igual, y el tiro es fantástico, justo lo necesario para que no se desperdicie humo y no se quede uno con ganas de más.

La extraordinaria factura de este ejemplar dominicano nos deja una imagen preciosa después de inhalar una sabrosa calada, con las ruinas romanas de Mérida de fondo: volutas de humo escapándose discretamente por la cabeza del puro dibujando siluetas con formas caprichosas durante unos cuantos segundos más, al tiempo que “Hero” nos recuerda la fuerza con la que debemos afrontar la vida.

Durante todo el primer tercio se confirma la excepcional suavidad de una mezcla de tabacos añejados tres años que nos deja un pronunciado aroma y un cremoso paladar. La ceniza, de color blanco azulado, se resistía a desprenderse, por lo que tuve que obligarla a reposar en el cenicero antes de que terminase manchándome la camisa.

En el segundo tercio corroboro la excelente combustión que nos depara este robusto. Como muestra, un botón. Durante la velada me vi obligado a atender una llamada de teléfono que me mantuvo alejado del cigarro lo suficiente como para imaginarme que se habría apagado, con la sorpresa de que cuando estaba a punto de encenderlo de nuevo, lo descubrí todavía prendido. Con un poco de mimo y paciencia recobró la misma fuerza con la que lo dejé. Esto no es tan habitual. A estas alturas, ya inmersos en el tercer tercio, la canción “Isabel”, un lujo para los oídos, parece querer confirmar el magnífico equilibrio que ha tenido la fumada durante todo su recorrido.

Hemos llegado al final con una nota general de 8 puntos, y la despedida tiene como fondo la versión de Il Divo del clásico “Unchained Melody”, una música serena y dulce, similares características a las de este Leon Jimenes Robusto. Un cigarro fascinantemente equilibrado y aromático, muy cremoso y avainillado, ligeramente especiado en ciertos momentos, que nos ha regalado una fumada ciertamente agradable y cómoda, digna de ser disfrutada, como un regalo, en soledad. Sencillamente delicioso.

23 mayo 2009

EL REY DEL MUNDO Choix Supreme


Hoy he disfrutado de una tranquila mañana de paseo dominical. Es curioso, pero cuando se tienen niños pequeños, hasta este plan que hubiera sido juzgado como aburrido en otra época más joven -sic- de nuestra vida, se convierte en un momento placentero y de relax realmente valorado. Casi tanto como la entrañable comida familiar que hemos tenido la fortuna de celebrar en casa de mis padres o como la fumada que nos va a tener ocupados a Pekike y a mí durante, por lo menos, la siguiente hora y media.

El objeto de este artículo es el robusto Choix Supreme de la marca cubana El Rey del Mundo, una de las marcas más prestigiosas de habanos en su día (no tanto en el presente), caracterizada desde su creación por ser de una excepcional suavidad.

Antes de encenderlo observamos su capa colorado claro, ligeramente ocre, carente de brillo, más bien mate, y apreciamos su bouquet floral. Una vez encendido, según el ritual más purista, las primeras aspiraciones, aunque con una fortaleza muy ligera, son extraordinariamente ricas, con cierto gusto envejecido. La explicación a esto último la encontramos en que mi amigo Tomás me escogió estos dos ejemplares de una caja que estaba añejándose en su cava.

En un momento en el que la conversación parecía un partido de tenis (por aquello del “toma y da-ca”) abandonamos por un instante el tema de debate para coincidir en lo espectacularmente aromáticos que son los inicios de este 127mm. con cepo 48. Tanto Pekike como yo apreciamos matices florales y la vez dulces, sin dejar de lado un sabor delicadamente cubano, con todas sus virtudes pero más ligero de lo que suelen ser los cigarros de esta isla caribeña.


El retrogusto en nariz es portentoso, fino, muy floral y algo especiado. Ya en el segundo tercio, entre risas producidas por una anécdota que recordaba Pekike, detectamos un agradable aroma a vainilla. El tercer tercio transcurrió sin especiales connotaciones, dejando paso los aromas a sabores tabaqueros más rudos.

Le otorgamos un notabilísimo 8 por su extraordinaria finura y delicadeza aromática y floral, combinada con gustos suaves a tabaco puramente cubano.

A pesar de no encontrarse dentro las cinco marcas más prestigiosas, famosas o reconocidas de Cuba (vease Cohiba, Montecristo, Partagás, Hoyo de Monterrey y Romeo y Julieta), el cigarro de hoy no debería pasar desapercibido ante un buen fumador. Independientemente de que los gustos personales se inclinen hacia fortalezas más o menos intensas o sabores más de allí o de allá, lo justo es reconocer que este ejemplar es, por lo menos, el “rey” de los habanos suaves.

28 abril 2009

EL CREDITO SERIE R Robusto Nº 6


Hoy me encuentro en el Café Croche, de gratos recuerdos, uno de mis locales preferidos en una población cercana de Madrid, histórica, real, monumental: San Lorenzo del Escorial. Este local, apodado por un amigo como “Cruchaga”, que para algunos se ha convertido en un símbolo de este pueblo, es un bar de copas al estilo “café” tradicional, decorado de manera bohemia, elegante y señorial al mismo tiempo.

Me dispongo a disfrutar un cigarro recién llegado a España procedente del Valle del Cibao, de la República Dominicana: un robusto de El Crédito Serie R, un obsequio de mi amigo estanquero mostoleño (aunque extremeño ilustre de Trujillo) Tomás Gadella, uno de los hombres que más sabe de puros en España. Y quien dude de lo que digo sólo tiene que acercarse a su espectacular cava de puros y mantener con él una breve conversación sobre esta excelsa afición que compartimos para darse cuenta de que tengo razón.

Destaca en este cigarro la combinación de tabacos: de Ecuador para la capa, de Nicaragua para el capote y de tripa dominicana. El color es casi maduro y el aroma amaderado. La capa es ligeramente rugosa, tipo sumatra, con venas elegantemente marcadas. La ceniza es blanca muy compacta y de gran consistencia (duró hasta casi la mitad de la fumada antes de precipitarse… esta vez al cenicero). El tiro es magnífico, como se puede esperar de un robusto como este. La fortaleza es suave en los inicios, gana pujanza a lo largo de la fumada manteniéndose siempre educada y la combustión es perfecta durante toda la degustación.

El cigarro comienza tremendamente suave pero con rastros muy picantes. Aproximándonos al inicio del segundo tercio aprecio sabores ya más dulces, con un retrogusto muy aromático que me recuerda a chocolate con leche. Ya en el segundo tercio entrado, cuando escucho la canción “Joke” interpretada por Andy Gibb, de los BeeGees, los sabores son plenamente tabaqueros permaneciendo el mismo regusto dulce de hace unas cuantas aspiraciones, pero si cabe, con un amaderamiento más notable todavía.

No sería justo ocultar que durante el tercer tercio el cigarro se torna un tanto plano, ligeramente adolente de carácter. No obstante el disfrute del momento es exquisito: “Pour que tu M’aimes” de mi cantante franco-canadiense favorita (los lectores de este blog sabrán perfectamente a quién me refiero) produce en mí unos recuerdos dulces imborrables. No en vano fue el fondo de música de un montaje de fotos diseñado por mi mujer y por un servidor que proyectamos el día de nuestra boda. Andrea Bocelli con su “Toscana” aporta una nota de equilibrio, calidad y reposo, que maridan muy bien con las características del cigarro.

Le adjudicaremos una nota general de 7,5. Cigarro muy correcto, con perfecto tiro y combustión, sabores tabaqueros amanerados ciertamente dulzones, muy equilibrado. Aunque con falta de desarrollo a partir de la mitad de la fumada, recomiendo su cata y, si podéis, hacedlo en el ambiente en el que lo he disfrutado yo.

Al final la guinda la pone otra vez uno de los grandes: Frank Sinatra con su “My Way”. En este momento, en este entorno, con un mojito (con hojas de hierbabuena por supuesto), acompañado de buena música, en este pueblo y con este cigarro, hago mías las palabras de Frank: “I did it my way”, es decir “lo hice…a mi manera”.

19 abril 2009

PARTAGAS SERIE D nº 5 Edición Limitada 2008


¡Gracias Alfredo! Ha sido todo un detalle que te agradecí personalmente el otro día, pero quiero repetirlo ante mis ya mil lectores: gracias.
El viernes pasado mi mujer y yo invitamos a cenar a casa a una pareja de amigos, Marta y Alfredo. Conseguimos que nuestro pequeño retoño se durmiera relativamente pronto. La cena fue tranquilla -un wok casero delicioso que preparó mi esposa- acompañada de la voz de la fabulosa Etta James, y regada por un vino italiano detalle del padre de Marta, que nos sorprendió por su sabor y ligereza. Este buen "manjare" y la excelente compañía hubiera sido suficiente para degustar juntos un buen puro acompañado del licor adecuado. Pero Alfredo me dio la sorpresa tras la cena: "Hoy los puros los pongo yo". Además, no cualquier puro. Nos disponemos a disfrutar, nada más y nada menos que de sendos Partagás Serie D nº5 Edición Limitada 2008. Todo un detalle.

El aspecto externo era realmente estimulante, con capa sedosa color carmelita oscuro tirando a maduro. Es de reseñar que el cigarro esta en perfecto estado de conservación: "Recién sacado de la cava", apunta Alfredo. Esta edición posee una doble anilla, la típica roja y otra en color negro y dorado, que trasfiere al puro aspecto de exclusividad. Y tanto, como que sólo han llegado a España 1600 cajas. Es interesante señalar que las hojas de este cigarro han sido sometidas a un doble proceso de fermentación.

La ceniza es de tono gris medio con rodales negros, con una consistencia espectacular (antes de poner perdida la alfombra tan bonita que hemos adquirido hace poco para el salón). El tiro es muy bueno y la combustión bastante aceptable. Durante toda la fumada sólo se me apagó una vez y fue porque le di de manera exagerada a la "sin hueso".

La fortaleza comienza relativamente suave y amable. Apunta Alfredo que no raspa la garganta, que no pica. Efectivamente, este puro no puede hacer de esas...travesuras. Simplemente un lujo. Ya entrado en el tercer tercio el cigarro despliega más fuerza, el humo incrementa su agresividad y por tanto el cigarro decrece en aromas, tan sutiles durante los dos primeros tercios.

Aromas y sabores: las primeras bocanadas son encantadoramente aromáticas. Los sabores son habano-tabaqueros, con puntas dulces. En el segundo tercio el cigarro adquiere mucho más cuerpo, pleno en boca, lleno de sabor y a la vez delicado. Es cierto lo que apunta mi amigo: "El humo no quema, es como humo frío...". Se despliegan ahora sabores más especiados y ya al final de este tercio afloran algunos recuerdos a regaliz en el retrogusto.

Nota general: un 9.

Excelente y agradabilísimo cigarro, que destaca por su facilidad de fumada, sabores plenos, muy aromático, con características de tiro y combustión buenas. Lo único malo que encuentro en él es que... sólo mide 120mm. (un robusto de cepo 50). Demasiado corto para continuar una sobremesa acompañado de buenos amigos. Apetece encender otro. Probadlo y no quedaréis defraudados. Y si tenéis la suerte de que os invite un buen amigo como a mí... ¡dadle las gracias de verdad!

31 marzo 2009

ROMEO Y JULIETA Short Churchill


Acabo de encontrar un momento ideal para disfrutar un puro en el que me fijé desde que salió al mercado, hace apenas un año. Hoy voy a estar solo pero, a la vez, acompañado de una gran mujer. Voy a degustar el cigarro escuchando un concierto, en Las Vegas, de una de las mejores cantantes de los últimos tiempos: Celine Dion. -El "home cinema" me permite sentirme dentro de ese escenario, como si estuviera allí, como si lo viviera hoy-. Es decir, tengo delante de m¡í un placer para los sentidos: gusto, oído, olfato... y un ron Havana Club 7 años como moderador. ¿Alguien da más?

El aspecto externo es de cine -perdón, en este caso de conciertazo-. El conjunto de la capa, preciosa, muy cuidada, color carmelita rojiza, sedosa y agradable al tacto, su aspecto prensado con molde cuadrado y su doble anilla -la típica y otra dorada que hace referencia al "churchill corto"- hacen de este un cigarro realmente apetitoso.

Las primeras bocanadas son excelentes. Desde el principio el tiro es de ensueño, la combustión muy correcta y la fortaleza contenida. La ceniza es gris clara con anillos más oscuros.

Enseguida aparecen rastros amargos, como si inhaláramos licor de amaretto, un sabor a almendra amarga. A mi normalmente los sabores amargos no me llenan, pero en este caso no me importa. La voz de la cantante endulza el momento.
La fortaleza sigue tranquila. Cuando llegamos a la mitad del concierto, que coincide con la mitad del cigarro, se acentúan los gustos amargos y aparecen recuerdos a bosque y puntas de canela.

Nota general: un gran 8,5. Cigarro fabulosamente construido, con una fortaleza muy comedida a lo largo de todo el evento, un tiro excelente, una combustión buena y sabores muy potentes y ricos.

He disfrutado del conjunto como un enano. No sé si por el momento, por la "compañía", por el deleite de los sentidos... pero ha sido un verdadero placer, un descanso después de un día agotador. Aunque personalmente tengo más aprecio a los gustos dulces que a los amargos... este puro ha sido como una golosina para un niño recién salido del cole. Maridadlo con este concierto. ¡Gracias Celine!

08 marzo 2009

VEGUEROS Especiales Nº1 (Lancero)

En el día de hoy vamos a intentar una proeza: fumarnos una vitola "laguito". En los tiempos que corren, en los que los robustos y "petites" rubustos son los reyes del vitolario, y los tipos de vitola preferidos por los consumidores, resulta realmente heroico intentar tal empresa. Somos conscientes de los riesgos que corremos con este tipo de cigarros -y además habano-: mal tiro, peor combustión, ruina de la fumada... Pero...¿quien dijo miedo?

La marca Vegueros llegó a España allá por el año 2000, ya que antes era una marca de bajo perfil destinada únicamente al mercado interno cubano. Aún hoy en día no es una marca que podamos situar dentro de los "grandes de cuba", pero nos puede deparar alguna grata sorpresa.

La envoltura es apetitosamente aceitosa y colorada.El cigarro bien construido, elegante y con acabado en cola de cochino, detalle que le da personalidad. Si le cambiáramos la anilla por la de color amarillo y negra (no hace falta decir cual), bien podríamos confundirlo con el emperador de los lanceros.

El tiro nos da algún susto que otro al comienzo de la fumada, pero finalmente le ganamos la batalla. Sin problemas. Es más, bueno, para tratarse de un laguito. La fortaleza es de suave a media en el primer tercio evolucionando a media en el segundo y último. La combustión fue un tanto irregular, con dos o tres apagadas durante la fumada, a pesar de que siempre estuvimos muy pendientes de que no sucediera.

Los sabores son plenamente tabaqueros, mezclados con tierra y algo amaderados. No debemos ocultar que a punto de llegar al tercer tercio reflexionábamos acerca de una cierta falta de aromas nítidos, pero concluíamos que, a veces, no debemos pretender que los puros sepan a otra cosa que a tabaco y a tierra.

Como calificación general debemos ponerle un 7. Cigarro muy bien construido, con combustión muy regular, bien balanceado, fortaleza comedida y fumada muy amable. Además, si en el análisis entra su precio debemos recomendar que lo prueben.

El cigarro fue maridado con un Chivas Regal 12 Years, sabrosísimo güisky escocés, con claros sabores a madera y un regusto exquisitamente dulce. ¡Regálenselo!

28 febrero 2009

LA AURORA 1495 SERIES Robusto


Después de un mes sin poder escribir acerca del buen humo (no sin degustarlo) debido a una serie de reponsabilidades que me tienen muy atareado últimamente, regreso con un cigarro tal vez desconocido para alguno de vosotros, pero realmente recomendable: un robusto de La Aurora 1495.

Lo primero que es justo destacar es su gran bouquet en frío: herbáceo y mantecoso a la vez, nos abre el apetito de los sentidos de similar manera a cuando percibimos el agradable olor de un manjar suculento justo antes de almorzar.

La capa es sedosa y bastante aceitosa, signos de que el cigarro ha "sudado" correctamente gracias a sus condiciones óptimas de conservación. En este sentido me recuerda mucho a la capa del Wavel (un robusto de La Gloria Cubana en su versión dominicana -por cierto, muy famoso en E.E.U.U.- que me regaló mi cuñado a la vuelta de su viaje por dicho país).

En cuanto al tiro, muy bueno, y la combustión perfecta. ¡Qué gloria! La verdad es que los cigarros de procedencias dominicanas, nicaragüenses, hondureñas... en general, son sobresalientes en estas lides. La fortaleza del cigarro es suave en sus inicios y crece hasta media en el segundo tercio, culminando de igual modo. El color de la ceniza es de un blanco mate precioso, y la consistencia muy reseñable, no en vano aguantó hasta casi la mitad del cigarro antes de precipitarse al cenicero.
Vamos con los aromas y sabores: en las primeras bocanadas apreciamos un gran y a la vez suave sabor. A medida que avanza la fumada se hacen evidentes los gustos a tostados y frutos secos, como a cascajo de avellana. Detecto también un ligero regusto metálico típico de esta marca, como si la tierra en que fuera cultivada la planta de tabaco de este cigarro (o alguna de ellas) fuera rica en hierro.
La calificación definitiva del cigarro no ha de bajar el listón del 8,5. Cigarro muy cremoso, que deja un grato recuerdo, con una excelente presentación, perfectas cualidades de tiro y combustión, un excelso sabor a tostados y frutos secos y una relación calidad/precio excelente. Aunque no lo encuentren en todos los estancos, recomiendo encarecidamente su búsqueda.
Para finalizar les diré que, en mi opinión, este es un puro con el que se podría uno quedar, acompañado de un buen oloroso, hasta... la aurora.

01 febrero 2009

VEGAS ROBAINA EDICION EXCLUSIVA ESPAÑA

Hoy ha vuelto a nevar. Es la tercera importante nevada de este invierno en España. Realmente, hace frío y como no pretendo salir pronto de casa, voy a elegir un cigarro que me depare por lo menos dos horas de placer, para llenar de calor esta heladora tarde de febrero.

El cigarro elegido es un Vegas Robaina Famoso Edición Exclusiva para España. Esta marca entró en el mercado Español en 1997 y es propiedad del famoso Alejandro Robaina, el productor de tabaco más famoso de Cuba. Este ejemplar, especial, lo adquirí en junio del año pasado después de que Fran me recomendara encarecidamente que lo probase. No había encontrado el momento adecuado y ya lo estaba deseando probar.

El aspecto externo es realmente increible. Destaca su cuidada capa carmelita, con tonos rojizos, sedosa y grasienta. El bouquet es riquísimo, con recuerdos a hierba y madera. Ya antes de fumarlo se puede intuir que es un cigarro especial. Esta edición incorpora una anilla extra en color plateada y rosa, de la edición especial para España.

El tiro es perfecto, sin sustos a los que a menudo nos tienen acostumbrados los productos cubanos. ¡Que agradable!
La combustión es muy buena, aunque en algún momento en el que mi verborrea llega a ser excesiva (es decir, me olvido de aspirar) fruto de lo interesante de la conversación, casi se apaga.

La fortaleza podríamos calificarla de media, aunque como es lógico va ganando cuerpo a medida que se va fumando.

En cuanto a aromas y sabores, el primer tercio es espectacular, suave, con gustos típicos cubanos, con regusto a madera y notas dulces que recuerdan a fruta madura. Me resulta inusualmente agradable disfrutar de este humo frío en la boca, en la caldeada terraza de mis suegros, mientras ahí fuera cae una nevada de escándalo.
En el segundo tercio se acrecientan los sabores terrosos y amaderados y el tercero es una verdadera exhibición de sabor, equilibrio y aroma, sin pesadez, agradable y pleno.

No dudo en calificarle con un sobresaliente, un nueve alto (en el colegio era una manera muy sutil de no ponerte un diez)... Si todavía lo encontrais por las cavas españolas... ¡atrapadlo!

Mi suegro no se atrevió con esta vitola. Se perdió un ejemplar exclusivo y especial, pero me regaló una interesante sobremesa con una amena conversación.

02 enero 2009

QUORUM ROBUSTO (Tripa Corta)

La cata de hoy la voy a dedicar a un puro de los que llamamos "de batalla", del "día a día", ideal para una fumada "de transición", una fumada más informal. Pero no por ello -comprobadlo por favor- deja de ser una fumada placentera, interesante y sabrosa.

Saborearemos un robusto de la marca Quorum, de la casa J.C.Newman. Y está perfectamente expresado lo de "casa", ya que esta empresa es la compañía familiar más antigua de América, que ha venido pasando de padres a hijos hasta nuestros días. Esta marca se comercializa, no en cajas, sino en mazos, y es fabricado a mano pero con tripa corta. No obstante... ¡no voy a tener prejuicios a la hora de degustarlo!

Aspecto: cigarro parejo de vitola robusto, quiza un poco más corto que el formato cubano. La capa es oscura, crecida al sol del Ecuador, con algunas venas, de aspecto algo rústico pero apetecible. Me gustaría destacar positivamente la anilla, muy vistosa en tonos dorados y azules.

Ceniza: blanca, uniforme debido a la capa de gran calidad que lleva el cigarro, algo inusual en puros de esta gama de precios. No obstante se desprende pronto, ya que es tripa corta.
Tiro: fabuloso, de esperar en un puro de este tipo.
Combustión: muy buena, fácil, aunque ligeramente más acelerada que en un tripa larga.
Fortaleza: de suave a media, con mas cuerpo a partir del segundo tercio.
Los sabores son duces (el suelo en que se cultiva este tabaco contiene azucar natural), con recuerdos a nuez y especias como si de pimienta se tratase.
Comentario general: teniendo en cuenta que es un cigarro de tripa corta, y comparandolo con sus competidores, le pongo un 8,5 por su excelente quemada y notables sabores, que se salen de lo común en este tipo de cigarros más bien insípidos. Ideal para los que quieran controlar mucho sus inversiones en puros. Una grata sorpresa.