Después de unas semanas sin publicar nada acerca del buen humo (no sin degustarlo) debido a unas vacaciones muy familiares rodeado de mujer, hijo, sobrinos/as, cuñados/as, suegros y demás parentescos que han hecho verdaderamente imposible el poder escribir reposadamente, prometo, en las siguientes entregas, comentaros algunos de los interesantes cigarros que he tenido la fortuna de disfrutar en estas últimas semanas vacacionales (o serán vocacionales…).
El primero de ellos, un cigarro premium “de crisis”. Con esto no quiero decir que sea de peor calidad, sino que está al alcance de muchos bolsillos gracias a su precio bastante razonable (aproximadamente 2,90€), en contraposición con otros cigarros de precios algo abultados que quizá no sean los más convenientes para algunas economías familiares en estos tiempos (como serán los puros de las próximas catas).
Os pongo en situación: es 1 de Agosto y acabo de llegar de Ribadesella (Asturias) a la casa de campo que poseen mis suegros en una población de la ribera del río Órbigo (León), y en la que, como ya describí en la cata del H.Upmann Magnum 46, se palpa la tranquilidad y el sosiego y, además, se disfruta.
Pues ahí nos tenéis, a mi suegro el señor R.-mi cuñada Lala dixit- y a un servidor sentados cómodamente en los sillones de la bendita portalina, en una noche que ya refresca y que nos obliga a templarnos con una vieja manta sobre nuestras rodillas (en la foto superior podéis ver la estampa). Disponemos hoy de un aparato DVD portátil, que, como si de un regalo Hommer se tratara (lo compramos mi mujer y yo para que los viajes veraniegos en coche se hicieran más amenos para nuestro pequeño… y para nosotros) nos reproduce a la perfección el concierto de uno de los grupos de música favoritos de ambos fumadores hoy reunidos: Il Divo.
El aspecto externo del cigarro (y no digo puro porque combina tabacos de distintas procedencias, de honduras y nicaragua) es bueno, aunque algo rústico, sensación quizá causada por la capa broadleaf que, aceitosa y algo granulada a la vez, enseña varias tonalidades cercanas al colorado oscuro. La humedad de conservación, a lo que ayuda el encelofanado individual, es perfecta, de tal manera que se puede presionar al tacto el puro sin escuchar ningún crujido y sin que la capa se rasgue en ningún punto. El aroma en frío es suave, en todo caso algo herbáceo y amaderado.
Tan pronto como se prendió el cigarro muestra su personalidad, con un inicio suave en fortaleza y a la par sabroso y cremoso como el “Passera” que escuchamos en estos momentos. La noche es francamente deliciosa, clara y transparente y nos brinda el espectáculo de observar cómo el humo volátil de nuestros cigarros asciende lentamente hacia las estrellas: las Osas con el carro, Orión, la fascinante estela de la Vía Láctea…
Respecto al tiro nada que objetar, correcto, y la combustión uniforme. La ceniza de un color blanco “roto” y muy consistente, lo que revela una excelente construcción de la tripa y torcido de la capa. Es particularmente agradable la fusión del humo con los restos que quedan en las papilas del sabroso Pedro Ximenes, oloroso que aporta dulzura y suavidad.
Al comienzo del segundo tercio, que coincide con el bello “Nella Fantasia”, música original de Enio Morricone, con su inconfundible sonido del oboe, el cigarro desprende un aroma eminentemente terroso al que se unen notas especiadas algo picantes. El último tercio transcurrió bajo las mismas variables, estancándose el desarrollo de la fumada.
La última canción del concierto, “Hero”, con su fuerza y pasión, prácticamente coincide con el final de una velada ciertamente agradable, con una fumada de carácter cremoso, de sabores tostados, amaderados, terrosos y especiados. Es una pena que en el tercer tercio se haya frenado la evolución. En general, un 7,5, por su gran relación calidad y precio. Don Tomás puede descansar tranquilo. Su nombre está bien representado.
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