Esta noche nos vamos a obsequiar con un clásico, uno de los habanos que adquiere mejores puntuaciones en los foros y catas internacionales: una corona gorda Magnum 46 de H. Upmann.
Visualmente el cigarro es impecable: una construcción perfecta y sin mácula de ningún tipo, sin zonas huecas, sin nudos, con venas muy finas y elegantes, una capa fina y suave de color colorado no muy oscura. Antes de encender, mientras olfateábamos el aroma en frío, Alfredo comenta, sin más rodeos, que… “huele a Cuba”.
Visualmente el cigarro es impecable: una construcción perfecta y sin mácula de ningún tipo, sin zonas huecas, sin nudos, con venas muy finas y elegantes, una capa fina y suave de color colorado no muy oscura. Antes de encender, mientras olfateábamos el aroma en frío, Alfredo comenta, sin más rodeos, que… “huele a Cuba”.
Encendió bien, proporcionándonos un tiro espléndido de principio a fin. Los sabores en el primer tercio son francamente sutiles y elegantes, con claros gustos a madera de cedro, y relativamente aromáticos. En el segundo tercio, cuando ya las mujeres (mi suegra, mi cuñada y mi esposa) decidieron retirarse, recordamos que este cigarro ya lo degustamos hace unos años en Moncofar y notábamos algunas diferencias entre este ejemplar y aquel: probablemente el cigarro de hoy posee un carácter más suave condicionado por el tiempo que ha permanecido envejecido en la cava, por lo menos unos tres años. Cabe destacar el formidable retrogusto al fondo de nariz que confirma el añejado del cigarro.
Al final del segundo tercio se hace evidente un notable sabor a cuero bien curtido, al tiempo que Alfredo detecta también rastros de chocolate amargo. En estos momentos la sutil fortaleza del cigarro que evolucionó hacia medio cuerpo es acompañada por interesantes anécdotas de mi suegro, entre las que se cuelan persistentes cantos de grillos provenientes del campo cercano. Llegando al tercio final nos nace en la lengua un cierto picor especiado común en sendos cigarros. La combustión no planteó problemas, excepto una lamentable apagada en este último tercio que restó delicadeza al gran final complejo y con ricos matices amaderados que prometía.
La valoración global de este cigarro fumado hoy es de un 8,5, si bien es cierto que el mismo ejemplar fumado hace tres años, que tanto Alfredo como yo recordábamos antes, lo hubiéramos calificado sin dudar con un 10, y realmente no sabemos porqué.
La valoración global de este cigarro fumado hoy es de un 8,5, si bien es cierto que el mismo ejemplar fumado hace tres años, que tanto Alfredo como yo recordábamos antes, lo hubiéramos calificado sin dudar con un 10, y realmente no sabemos porqué.
Intentando hacer un símil, yo asemejaría este puro a un tinto de Rioja reserva, con característicos sabores curados, sabores a cuero bueno, a madera bien ensamblada, como mucho algo especiado, pero nada más. Este es uno de esos grandes cigarros cubanos “indetrónablês” del que no se pueden escribir más florituras. Sabe a buen tabaco cubano añejo, y punto. Todo un clásico.
que redacion. al leelo parece que lo esta viviendo uno mismo. enhorabuena-
ResponderEliminarJaime, esto es poesía pura, autentica cremita!! Solo echo de menos el precio. Saludos.
ResponderEliminarPD: ya veo que has puesto el localizador de Alex
He encontrado tu blog por casualidad (buscando la cata de un "Hoyo de Monterrey epicure N2" en Google) y no he podido parar de leer tus opiniones. Gracias, has ganado un nuevo "adicto" a tus comentarios
ResponderEliminarMuchas gracias, a tí, que buscabas cata de hoyo epicure; espero poder hacer una de este cigarro pronto. De momento espero que disfrutes las que hay y agradezco que hagas comentarios a mis artículos. Me ayudará a aprender también a mí. Un abrazo.
ResponderEliminarYo tambien hecho de menos el precio de los cigarros ademas, de que hace bastante que no publicais nada. Espero que lo hagais pronto, pues sois una referencia para los que nos iniciamos en este deleite del cigarro.
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